
La Albufera, el espejo del Sol cada atardecer
La fauna y la flora hacen del entorno un lugar de interés ecológico
PAULA GUERRI
17 MAYO 2017
Si por algo se conoce este paraje natural es por ser uno de los lugares más frecuentados tanto por los turistas como por los propios valencianos. El entorno recoge la tradición y su biodiversidad, uniéndolas de tal manera que el paisaje se puede catalogar como una de las maravillas culturales de Valencia.

Panorámica de la Albufera
La Albufera, cuyo nombre de origen árabe al-buhayra, o “el pequeño mar” aparece en algunos poemas árabes como “Espejo del Sol”, remite a un término que hace referencia a lo que se puede apreciar desde la orilla, o en una barca al atardecer. El lago más grande de España fue catalogado en 1986 Parque Natural. Su flora hace del ecosistema un lugar rico, así como su fauna, albergando diversas especies. El interés ecológico es tal que en 1990 la Albufera se incorporó en la lista de humedales de importancia internacional según el Gobierno español.
Riqueza ecológica
El Parque Natural alberga una gran diversidad de especies, siendo una sus características más destacables. Respecto a las especies de peces que se pueden encontrar destacan la carpa, las llises, el fartet, el samaruc, o la tortuga mediterránea. Sin embargo, su variedad en especies únicas de aves es notoria. La cigüeña común, la garza, el pato colorado, o la gaviota son solo algunas aves que se pueden contemplar. Más de 250 aves son las que utilizan este ecosistema, y unas 90 lo emplean como hábitat.
La vegetación se caracteriza por su asentamiento en sustratos arenosos. De esta forma, en las zonas más arenosas, cerca de la costa, se pueden encontrar especies como la campanilla de mar o el Ilistó marí, así como otros follajes de los saladares, zona de cañas y bosque mediterráneo.
Vigencia de una tradición
El paso del hombre por este humedal no es un hecho del pasado, pues mucha de la tradición todavía se conserva, así como las diversas prácticas y actividades que surgieron.
Las aguas han servido durante años de sustento para pescadores, así como para los cultivadores de arroz. La gastronomía a la que ha dado lugar se compone de esos platos tan conocidos como la Paella o el All i Pebre. Pero los usos de la Albufera no solo se reducen a la alimentación, ya que se desarrollan otras muchas actividades; este es el caso de la navegación. La laguna favoreció una forma de navegar basada en la vela latina. Gracias a un viento siempre presente y la poca profundidad del humedal, permitía que estas barcas transportaran personas, mercancías o incluso el correo. Las embarcaciones, conocidas como albuferenc, presentan diferentes modelos, y actualmente su uso se destina al entretenimiento turístico.
Asimismo, se pueden encontrar otras usanzas tradicionales de la Albufera, como es la extracción de sal, la recolección de plantas y leña o la caza de aves acuáticas. Por ello, como explican en la revista ph José Segarra y Bosco Dies, “además de tratarse de espacios de una elevada biodiversidad, la presencia humana en ellos ha perfilado modelos de vida, usos y sociedades especialmente singulares” por lo que “representa uno de esos humedales, con una larga tradición de presencia humana que le otorga un rico patrimonio cultural, resultado de esta prolongada convivencia”.
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