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La cova del Rull: entre la realidad y la magia

La Cova del Rull es una de las pocas cuevas visitables que sigue su proceso de formación

27 MAYO 2017

NEUS PEIDRO

Muchos son los escritores que han fantaseado con la posibilidad de detener el tiempo; otros, por el contrario, han fabulado con la existencia de seres mágicos que habitan nuestros bosques. A menudo, el escenario en el que tienen lugar estas invenciones es una cueva. Solo con dar un vistazo a la Cova del Rull, uno puede entender porque estos lugares son los idóneos para originar mitos y leyendas.

Protegida por la Vall d’Ebo, esta cueva escondió sus secretos hasta que en 1919 un hombre aficionado a la caza, conocido en la zona como Tío Rull, la descubrió gracias a un conejo al que pretendía atrapar. Lejos de esconderse en una simple madriguera, el animal se refugió en este santuario de estalactitas y estalagmitas.

La visita a la cueva se hace siempre de la mano de un guía especializado y en sentido circular, para poder contemplar las formaciones rocosas desde distintos ángulos. La luz tenue de la cueva ayuda a crear la sensación de que lo que se ve no son simples rocas, sino toda clase de criaturas mágicas. Con el objetivo de preservar y mantener el encanto de la cueva, no está permitido sacar fotografías ni vídeos del interior.

Si bien el mismo tío Rull abrió las puertas de la cueva en la década de los sesenta, no es hasta el 16 de septiembre de 1995 cuando la Cova del Rull se abre de forma acondicionada para mostrar sus secretos. En el interior, la temperatura permanece estable todo el año: 15ºC.

La luz tenue ayuda a crear la sensación de que lo que se ve son toda clase de criaturas mágicas

Aunque pequeña, la cueva apenas tiene un espacio en el que no se pueda ver alguna formación. La acción disolvente del agua sobre los conglomerados calcáreos de la edad del mioceno, así como su acción de arrastre y empuje de la matriz limo-arcillosa han son las culpables de la creación de todas estas formaciones. Además, existe una cavidad que hace pensar que la cueva es más grande de lo que se conoce; sin embargo, los espeleólogos no han podido avanzar por el túnel.

De entre las formaciones rocosas, destacan las finas estalactitas que cuelgan del techo como finos hilos y las gruesas y grandes estalagmitas que crecen hacia el techo. Su proceso de formación, no obstante, data de millones y millones de años, pues se creé que para crecer 2’5 centímetros necesitan entre 4.000 y 5.000 años. Esto hace que la visita deba realizarse con el máximo de los cuidados para no tropezar accidentalmente con ninguna de las formaciones.

Un señor con sombrero de copa. Una ciudad de enanitos. Un palacio de cristal. Un Pinocho que todavía no ha dicho demasiadas mentiras. A pesar de que solo son formaciones rocosas, la imaginación juega un papel importantísimo en esta cueva. La luz tenue y la temperatura fresca animan a los visitantes a olvidar por unos momentos la realidad y fantasear con las posibilidades que ofrece La Cova del Rull.

Si quieres ver un poco de la Cova del Rull, clic en el enlace

En 1995, la Cueva se vendió a la Administración Pública

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